El vino es una bebida extraída a partir del zumo de las uvas, que es exprimido y cocido de forma natural por la fermentación. Esta bebida alcohólica es muy típica de la cultura española y es perfecta para acompañar en distintas comidas y celebraciones.

Desde hace pocos años, esta bebida es también comestible. Este vino comestible se puede adquirir en tiendas especializadas como Érase un Gourmet.

Vino comestible: gustos para todos en formato gominola

Érase un Gourmet ofrece 4 packs distintos de este producto, el cual se puede adquirir en formato de cajas individuales de 50 gramos con un pedido mínimo de 15 unidades, en cajas especiales para eventos que implican un pedido mínimo de 35 unidades, en bolsas de 500 gramos o el pack degustación. 

Todas ellas se ofrecen en formato gominola con diseños exclusivos. No contiene alcohol, ni gluten ni colorantes artificiales, por lo que las pueden degustar los niños, los mayores, los celíacos, los veganos y los vegetarianos. Estas gominolas representan los distintos tipos de vino, desde un Chardonnay, a un vino Merlot, un Rosado o un Cava.

Para degustar el vino comestible, se recomienda acompañarlo con quesos o jamón serrano. Además, son un regalo perfecto para los amantes del vino, se puede degustar como postre o en un aperitivo. 

La calidad de Érase un Gourmet

El proceso para poder disfrutar del vino de esta forma tan original es insuflar un perfume de vino, por tanto, se han unido un enólogo y un perfumista y el resultado son estas maravillosas gominolas de vino.

Además del vino comestible, perfecto para regalar o para acompañar en cualquier comida, Érase un Gourmet dispone también de un catálogo de vinos espumosos, blancos, rosados y tintos para todos los gustos.

Todos ellos ofrecen una experiencia gastronómica única a todos aquellos que los prueben. Cada uno tiene un aroma especial y se caracteriza para ser acompañado con un plato concreto. El vino blanco, elegante, es perfecto para degustar con marisco y pescado fresco. Uno de los más recomendados, por ejemplo, es el Rey Eneo Albariño, fresco y equilibrado pero con un toque de acidez al paladar. Mientras que el vino tinto, mucho más intenso, combina mejor con carnes rojas, así como con una tabla de queso curado. En este caso, una de las mejores opciones es el Rey Eneo Crianza o el Rey Eneo Joven, afrutados, que dejan un excelente gusto al paladar.